La naturaleza humana integra en su SER la palabra desarrollo: estamos constituidos para buscar siempre lo mejor y generar crecimiento personal. Es en los momentos de mayores dificultades y crisis es cuando aflora nuestra capacidad para adaptarnos y mostrar en realidad nuestros grandes atributos (longanimidad).
Tal condición humana, no queda reducida a situaciones personales, lejos de ello la búsqueda de ser mejor y de obtener triunfos se expande a las actividades colectivas y el mundo organizacional no se escapa de estas aspiraciones.
La inmensa capacidad que tenemos las personas se expresa a través de ideas nuevas, acompañadas con emociones y sentimientos de triunfo, todo encaminado hacia la salida de las dificultades (resiliencia). No me canso de repetir la frase: “en la derrota es cuando se fecunda la semilla del éxito, pero se debe tener cuidado pues en la victoria es cuando se gesta el germen del fracaso”.
¿Cómo inicia la algarabía que nos lleva a expresar el sentimiento de logro, cuyo efecto reproduce la sensación de poder y eleva nuestras capacidades, llevándonos al desafió de nuevos retos y la ambición de mayores resultados tanto a nivel individual como colectivos?
En realidad, el proceso no es tan complejo y nuestra fisiología cerebral está totalmente preparada para ello. Para generar el sentimiento de logro debe existir tres condiciones iniciales.
El primero es la percepción de la incomodidad, es una postura emocional de no estar a gusto y cuando te invade tal condición se genera un sentimiento de insatisfacción que acompañada de la declaración del “basta”, hace que surja el deseo de cambiar, de mejorar las condiciones en que te encuentras. Sin inconformidad no se puede dar paso hacia un mundo mejor. Observa que nos referimos a la percepción.
Percibirme inconforme o no, es una condición subjetiva, que depende de tus expectativas, de tus objetivos y metas propuestas. La intención es vital en este proceso, sin ella no se genera más adelante el sentimiento de logro. No podrás celebrar con grande bombos y platillos un triunfo si no te las has propuesto y si no te has esforzado por obtenerlo.
El simple azar no te genera dopaminas. La neurociencia a demostrado que la forma en que afrontamos el azar es la que genera las emociones en las cuales se producen los neurotransmisores. ¿Ves la importancia de la inconformidad? En su ruta en la búsqueda de resultados que pueden ser personales o individuales, colectivos, de equipo o de toda la organización es que se produce la dopamina.
La inconformidad como tal, en su esencia es una alerta y adquiere significado positivo o negativo, de acuerdo con la interpretación. Somos nosotros quienes les damos sentido a la inconformidad buscando culpables y esperando que otros resuelvan mi problema; o bien haciéndome cargo, pre – ocupándome de mis propias circunstancias.
En la acepción de la lengua española la palabra inconforme denota defecto, indica una desviación respecto a una especificación, a un estándar o una expectativa. La inconformidad tiene de suyo el poder de moverte y el gran detonante se llama voluntad. Por tanto, para continuar con el proceso hacia el sentimiento de logro es menester pensar cuál es tu intención y hasta qué nivel te comprometes, hasta qué nivel quieres llegar.
Debo recalcarte que el proceso de cambio es intencional y por tanto todo depende de ti. Si se trata de un proceso organizacional, todo depende del líder y como éste, a través de un sistema eficaz de comunicación muestra la inconformidad e indica la dirección para salir de ella.
La segunda condición surge de la intención y es cuando en el presente, con el sentimiento de inconformidad, levantas tu mirada hacia el futuro y propones objetivos y defines metas. Los objetivos y las metas son las que pueden dar dirección a la acción. Sin embargo, no es un proceso mecánico y garantizado. Muchas personas y organizaciones fallan porque los objetivos y las metas han sido definidas desde la cabeza, desde la razón.
Cuando los objetivos siguen únicamente una visión lógica y académicamente elaborados, tiene un efecto de bajo impacto. Los objetivos y las metas deben ser inspiradoras, de ser capaz de entusiasmar para generar acción. En realidad, existe una relación directamente proporcional entre la fuerza del deseo, el cual se nutre de la inconformidad y la fuerza de la acción que lleva hacia el logro de metas y objetivos. Aquí es donde se genera el mundo emocional y todo el sistema dopaminérgico del que ya se ha mencionado.
Ten en cuenta este axioma: Entre más fuerte es la necesidad y mayor sea el interés del cambio, este provocará un sueño inspirador, el cual conduce a la definición de visión, compromiso, objetivos y metas (Garcia, 2022)[i]. Si los objetivos y metas tienen fuerte arraigo en las necesidades o inconformidades creará una fuerza grande que provoca una acción que se encamina a alcanzar la metas. Por ello se afirma que existe una relación directamente proporcional entre la fuerza del sueño, objetivos y metas y la fuerza de la acción.
La tercera condición es la acción. Sin ella no se obtiene nada. En la acción se integra el concepto de disciplina. Para alcanzar lo que se quiere, es importante centrarse en los resultados a obtener y con ello los beneficios a recibir. Cuando las ideas de un proyecto caminan acompañados de esa forma de ver las cosas (el mundo de las ideas), de suyo la psiquis te genera dopaminas y muestras alegría (mundo de las emociones), surgen expresiones como: me gusta mi trabajo, me fascina apoyar a la gente, disfruto lo que hago.
El ingrediente adicional que fortalece la acción y refuerza la actitud positiva es la disciplina, la cual se entiende como un conjunto de disposiciones personales que generan acciones repetitivas y sistemáticas ejecutadas con relativa rigidez. Se sustenta en un método definido claramente o no, pero se sigue con rigurosidad. Algunos la identifican como una capacidad, pero desde nuestro juicio es una disposición, es decir que depende de la voluntad.
Por ello es importante definir y realizar acciones que se orienten a concretar los objetivos y generar un patrón de repeticiones, sin ninguna justificación o excusa. Con la repetición es que se logra generar el hábito y con él las posibilidades de ser efectivo.
Por tanto, entre más consciente seas de hacer lo que te has propuesto, mayor fuerza se obtiene para su logro. Siempre es recomendable la práctica, de ahí el refrán: “la práctica hace al maestro” y frase famosa de Yokoi Kenji Diaz: “La disciplina tarde o temprano vencerá a la inteligencia”.
Para comprender la importancia de los resultados y su efecto en la productividad, es importante comprender que obtener un resultado impacta en nuestros estados emocionales. Para ello me gusta proponer el siguiente ejercicio del presente al futuro:
PRESENTE | Necesidad – insatisfacción – deseo de cambio |
EN EL PRESENTE HACIA EL FUTURO | Definición de objetivos, metas–– acción – resultados |
FUTURO | Sentimiento de logro. Refuerzo de la acción. |
Vivenciar el logro provoca un sentimiento inspirador y potencia el desarrollo personal, profesional y empresarial. Es el ingrediente básico de la motivación el cual genera un sentimiento de triunfo y experimenta un estado de bienestar por lapsos de tiempo.
Obtener buenos resultados se vuelve adictivo. Estoy seguro que conoces personas que actúan para lograr lo que quieren y habrás notado el alto nivel de energía. No paran y todo el tiempo se están proponiendo nuevos desafíos. En realidad, lograr lo esperado es una condición dopaminérgica que genera adicción y provoca la actitud de triunfo. En palabras de Daniel Goleman, genera el afán de triunfo.
La Teoría motivacional de las metas de logro plantea como idea principal que el individuo es percibido como un organismo intencional, dirigido por unos objetivos hacia una meta que opera de forma racional. Ésta hace referencia a la creencia de que las metas de un individuo consisten en esforzarse para demostrar competencia y habilidad en los contextos de logro
[i] Garcia, Jaime Orlando. (2022). Cultiva tu ser. San Salvador. S/E.